AMAR TU PROFESIÓN
Siempre he
dicho públicamente que hay dos cosas que son el fundamento de mi vida: mi
familia y mi profesión. Estos son los pilares que hacen que mi vida tenga
sentido. Lo primero es algo innato y lo segundo es adquirido en una fase de tu
vida y consolidado con el paso de los años.
Hace unos
meses tuve que afrontar un desafío al respecto que me confirmó lo mucho que
representa mi profesión, la spinología, para mí. Me di cuenta de que era algo
intocable, que nadie debería menospreciar, insultar, plagiar infravalorar y,
por supuesto, ni nombrar sin respeto ni conocimiento.
Esta es la
diferencia entre una profesión y una técnica sin más. En entradas anteriores
de este blog ya he tocado el tema pero siento que necesita ser explicado y
compartido de nuevo. Por mucho que la gente se empeñe, por mucho que haya gente
que “enseñe” la técnica o algo parecido, por mucho que se nombre a la
spinología como una técnica manual más, la verdad es que la spinología es algo
más.
Ser spinologista
es mucho más que poner las manos en las espaldas de las personas y cobrar por
ello. La spinología debe ser para el spinologista una filosofía en su estilo de
vida, una extensión de sí mismo. Cuando tiene esta sensación, cuando se ama
algo, se comparte y es fácil de transmitir. La pasión, las emociones es lo que
más transmite. Todo lo que es forzado no. Algo fuera de su contexto es difícil
que trascienda en toda su amplitud.
Para un
tenista, la raqueta es como una extensión de su brazo. Si te fijas, hacen cosas
con la raqueta que parece que esta sea una extremidad más de su cuerpo. Cuantos
tenistas se han dejado la profesión diciendo: “Me voy porque ya no estoy
motivado para seguir jugando”. Mientras su profesión lo era todo, cuando era su
pasión, el tenista lo daba todo, hablaba, comía y respiraba tenis.
Me gusta
mucho recordar un relato de mi profesor, Reggie Gold. Se encuentran en un despacho
de un psiquiatra el doctor y un paciente. El doctor le dice que va a ir enseñándole
una serie de imágenes y le pide al paciente que diga que le sugiere, que
representa para el cada una. Comienza con una imagen sencilla, una casa en un
prado, y la respuesta del paciente es: “esto es una pareja haciendo el amor”.
El doctor le muestra una segunda imagen, una pelota de colores y el paciente le
repite la respuesta:”lo mismo, esto es una pareja haciendo el amor”. El
psiquiatra un poco perplejo, le muestra imágenes una tras otra a la que el
paciente siempre responde:”esto es una pareja haciendo el amor”. El punto
álgido llega con la última imagen, una página en blanco con un punto en el
centro a lo que el paciente refiere como una pareja haciendo el amor. El
psiquiatra cierra la carpeta y le dice:”bueno, ya tengo claro el diagnóstico,
sufre Vd. de una obsesión sexual compulsiva. El paciente enojado, se levanta y
le dice: “me llama Vd. obseso sexual cuando es Vd. el que no para de enseñarme
escenas de sexo”.
Un poco así
sentimos los spinologistas a nuestra profesión, estamos “sanamente”
obsesionados con ella. Vemos spinología en todos los lados, sabemos que a todos
les hace falta y nos gustaría llegar a cuanta más gente posible para compartir
los principios que nos mueven, para que
respeten y confíen más en su cuerpo y también para que se ajusten.Si solo nos interesara la aplicación de la técnica, seríamos otra cosa. Si solo trabajáramos cuando hay síntomas y solo con la gente que los sufre, no seríamos spinologistas. Por eso hacemos tanto hincapié en que venga el grupo familiar, especialmente los niños. Si no se menciona esta sugerencia, el que habla no es spinologista. Amar la profesión es esto, todos los días que estás en tu centro y fuera de él, por la sencilla razón de que la spinología es más que la mera técnica de ajuste vertebral.
¡Cuidado!
Los spinologistas acreditados somos conscientes de la importancia y valor de
nuestra técnica, estamos orgullosos de la misma. Somos privilegiados al
disponer de esta herramienta tan precisa y segura pero somos conscientes de que
esta es un medio más que justifica el fin de la profesión.
Amar tu
profesión es disfrutar con ella todos los días en todas sus facetas: su
filosofía, los conocimientos específicos del cuerpo humano, el arte de comunicar
lo que sientes y la aplicación de la técnica. Aquí también el TODO (la
profesión) es mucho más que la mera suma de sus partes. El efecto sinérgico que
se da entre todos los elementos componentes de la spinología es increíble y
supera con creces la aplicación de uno solo de sus componentes, como la
técnica.
Así que
cuando me enseñéis una imagen cualquiera ¡ya sabéis lo que os voy a contestar¡
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